lunes, 6 de abril de 2009

Nuestro Rallye de Portugal (Día 2)

La segunda jornada del Rallye de Portugal comenzaba a las 7 de la mañana, y de nuevo tomábamos dirección Santa Clara. Cunado llegamos allí nos dimos cuenta de que no íbamos a estar tan tranquilos como el viernes, ya que cuando llegamos al cruce de Santa Clara por lo menos había 2 ó 3 Km de coches aparcados, así que nos iba a tocar andar. Cuando llegamos al cruce estaba hasta arriba de gente, especialmente de españoles, así que decidimos andar y meternos un poco más en el tramo.
La verdad que el tramo era muy bonito, con muchos rasantes donde la decisión del piloto era fundamental. Tras andar un buen trozo encontramos unas enlazadas en bajadas que prometían, y nos colocamos en un sitio seguro desde nuestro punto de vista, elevado, etc... Pero el delegado de seguridad que iba en el helicóptero no opinaba lo mismo, así que nos tuvimos que marchar de allí, pero no pasaba nada, en el nuevo sitio también se veía muy bien.
Una vez más Sordo y Hirvonen espectaculares, al igual que Wilson y Novikov, todo lo contrario que Loeb, que pasaba sobre la tierra deslizando lo mismo que en un rallye de asflato, es decir, nada.
Una vez finalizado el tramo, tuvimos nuestra primera (y única) pelea con los comisarios, y es que uno de los comisarios se empeñaba en que no andáramos por el tramo (ya había pasado el coche banderas), así que nos subimos al monte, pero tampoco le parecía bien. Tras hablar con él, llamó al jefe de esa zona y le dijo que no pasaba nada, así que por fin pudimos andar tranquilamente, ya que quedaban dos horas hasta la siguiente pasada.
En la segunda pasada nos pusimos en el cruce, ya que ahora había menos gente y nos colocamos en un buen sitio. Allí conocimos a unos simpáticos gallegos y a otros amigos de Huelva, a los cuales no les habían dejado subir el coche y habían tenido que andar cerca de 5Km.
Entre risas con unos y anécdotas con otros la segunda pasada se paso volando, y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos bajando al coche lleno de polvo, y con unas ganas enormes de llegar al hotel... Cuando bajamos al coche se vino uno de los amigos de Huelva para que le bajáramos a su coche, y se quedo alucinado cuando supo que conocíamos al escritos Juan Ramón Jiménez, del mismo pueblo que estos chicos.
La verdad que la pasada del cruce estuvo bien, y no exagero cuando digo que había más españoles que portugueses, ya que cuando un tipo con un megáfono gritaba que saludasen los españoles quedaba demostrado que éramos mayoría.
De vuelta al hotel quedó demostrado que la "fragoneta" donde íbamos era de fiar, ya que nuestro Latvala particular la probó bien a fondo en la carretera entre Almodôvar y Mértola. Una vez allí la prioridad era la ducha, ya que era bien necesaria si no queríamos ser invadidos por la tierra acumulada en nuestra ropa.
Una vez duchados, sintiéndonos gente limpia por fin, pagamos a la señora del hotel, y después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, y es que aunque no os lo creáis, era la primera vez que veíamos el pueblo de día, y la verdad que era muy bonito. Tras subir al castillo bajamos de nuevo, y decidimos sentarnos en una terraza a echar cuentas de lo que nos iba a costar el fin de semana y comentar los buenos momentos del rallye, como el famoso "hipopótamo con la boca abierta" que solo veía Jorge en un C2 S1600.
La verdad que otra cosa no, pero Portugal es barato, ya que siete consumiciones nos costaron poco más de seis euros... Después nos decidimos a cenar un un bar cercano, y es que a pesar de ser pronto al día siguiente nos tocaba madrugar más de lo habitual. La cena empezó bien, pero poco a poco a nuestro grupo se empezó a unir lo más pintoresco del pueblo y de parte de Portugal.
Primero un hombre que decía que la comida portuguesa era mejor que la española, y nos contaba que lo mejor de España era El Bosque, que según el debe ser un conocido local de alterne del sur español. Más tarde se unió otro señor aún más mayor, de unos 70 años, con algunas copas de más, que decía ser el hermano de Picasso y de Manolo Escobar, y que nos deleitaba con unos poemas de Bécquer y Espronceda, además de cantar la popular "cucaracha".
Pero eso no era todo, después llego un hombre de raza negra, que era conocido por aquellas tierras como "Blackmen", que se iba agarrando a las farolas al igual que tarzan se colgaba de los árboles. Y para finalizar llega otro hombre, que decía que le habían retirado el coche por conducir borracho, y que también intentaba deducir nuestras edades de forma un tanto errónea, ya que paco tenía 28 años y yo 16... En fin, que la cena fue fina, con Blackmen por un lado, El Hermano de Picasso por otro y los otros dos hombres a su lado. Aquello parecía los 4 fantásticos de Mértola.
Tras un par de horas de risa continuada era hora de acostarse, ya que el despertador sonaba a las 5 de la madrugada.

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