lunes, 6 de abril de 2009

Nuestro Rallye de Portugal (Día 1)

Portugal, Portugal... Después de Palma del Río y Vila Joiosa era el turno del rallye más esperado de la temporada, el mítico Portugal, y digo mítico porque todo el mundo con el que hablas sobre el rallye de Portugal te lo define como uno de los mejores rallyes, lo que veíamos confirmado en una pancarta en el cruce de Santa Clara que rezaba "Portugal, the best rallye of WRC"
La aventura comenzaba el jueves alrededor de las 16h cuando Gerardo y su hijo Jorge, Sergio, Paco, Pablo y Víctor me recogían con la Opel Vivaro que nos iba a llevar hacia nuestra primera aventura mundialista.
A ritmo de Extremoduro cruzabamos Extremadura, para alrededor de las 22h llegar a nuestro destino, un pueblo llamado Mértola, que se constituía en un ladera coronada con un castillo sobre el río Guadiana. Tras colocarnos en nuestras habitaciones (bastante decentes para los 38 euros que nos costaron las tres noches), fuimos a encontrar un sitio para cenar, y digo encontrar porque allí a las 22h es como en España las 4 de la madrugada... Al final encontramos un sitio donde nos pudimos comer un filete con arroz y patatas bastante bueno y donde nos ganamos las simpatías del dueño del bar. Tras llenar el estómago nos acostamos pronto ya que a las 7 de la mañana habíamos quedado en la calle.
Por fin sonaba el despertador, ya quedaba menos para ver a los mejores pilotos de rallyes del mundo, pero no todo iba a ser tan fácil como creíamos, ya que el "road book" que facilitaba la organización era un poco confuso, y al llegar al pueblo de Santa Clara nos confundimos y nos perdimos por los caminos portugueses... Finalmente, como si de un chiste se tratara, un portugués un francés y un español conseguimos llegar al tramo, aunque la zona no invitaba a mucho, ya que era un trozo asfaltado que cruzaba una autovía...
Tras pasar los helicópteros y los coches de seguridad se veía la estela de polvo de Loeb, que pasa muy por el sitio, aunque sin duda Latvala fue de los más espectaculares... La verdad que esta primera pasada nos dejo algo "decepcionados", así que cuando terminó volvimos de nuevo por el camino dichoso, hasta que llegamos a una casa perdida en el monte, donde los dueños de las gallinas que casi atropellamos nos indicaron donde estaba el tramo.
Finalmente llegamos al tramo sin problemas, una zona con un cruce seguida de una zona más rápida, mucho mejor que la anterior. Pero antes de nada nos comimos unos buenos sandwiches, que ya era hora, y unas cuantas Coca-Colas, ya que la temperatura empezaba a pasar factura. Tras colocarnos en la zona habilitada para los espectadores, una vez más llena de españoles (y de Finlandesas), los chicos del WRC esta vez sí, nos deleitaron con unas buenas cruzadas.
Tras la pasada era hora de volver a la furgoneta para bajarnos a las asistencias y buscar una gasolinera, cosa nada fácil en Portugal, sobre todo con la colaboración de los paisanos, ya que a la pregunta de "¿Cuantos kilómetros quedan hasta la siguiente gasolinera?", su respuesta era: "Algunos"...

Al final encontramos la gasolinera, y de ahí directos al parque de asistencia situado en el Estadio del Algarve. La verdad que nos decepcionó un poco lo aisladas que están las carpas de Ford y Citroën de los aficionados, ya que era prácticamente imposible que te firmaran un autógrafo.
Tras darnos una vuelta por allí y comprarnos algunos recuerdos, Paco tuvo su momento clave del rallye, cuando se hizo una foto con unas cuantas chicas muy racing... je je
Tras salir de allí el siguiente reto era comprar algo de comida para los días restantes. Para ello paramos en un supermercado llamado "Pingo Doce", donde llenamos bien las neveras con batidos, refrescos y agua, a parte de queso, jamón y demás embutido.
Con todo esto cuando llegamos al pueblo eran cerca de las 22:30h, por lo que cuando llegamos al bar de nuestro amigo este nos puso algún problema para darnos de cenar, aunque al final el hombre nos hizo una tortilla, que no estaba nada mal... Allí conocimos a un hombre que fue de lo más curioso, ya que había vivido varios años en Madrid, y había sido socio del Atleti, o como decía él, "asociado de los colchoneros". El mundo es un pañuelo...
Tras la cena vuelta al hotel, ya que al día siguiente nos esperaba un duro día...

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