Nuestro rallye Sierra de Guadarrama comenzaba a las 16:30, cuando Sergio me recogía y nos íbamos a las verificaciones. Ya en el horizonte las nubes negras nos avisaban de que la noche podía estar pasada por agua, pero por suerte cuando llegábamos a Villalba no estaba lloviendo. Allí aprovechamos para saludar a la pareja Castellanos-Lumbreras, Javi Prieto, Marina, Iñaki, Diego, etc... Pero al poco comenzaba a llover con bastante intensidad, y, como si fueramos nuevos, nos dábamos cuenta de que no teníamos chubasqueros, nos despedimos de la gente y nos fuimos a un centro comercial a comprarnos unos.
Ya de camino a Miraflores dejaba de llover, así que hicimos tiempo en el pueblo mientras que llegaban los chicos con los que habiamos quedado, que eran unos cuantos... Poco a poco comenzaban a llegar, y al final eramos unos cuantos coches. Entramos a Morcuera antes de que lo cerraran pero el tramo ya estaba hasta arriba, por lo que unos se quedaron en ese tramo, y otros, como nosotros, decidimos ir a Cotos. En Cotos el tema de aparcar estaba bastante más fácil, por lo que dejamos el coche al poco de entrar y nos pusimos a cenar algo.
La pasada estuvo bastante bien, pero nos dimos cuenta de que Cotos no iba a ser muy interesante, por lo que tras la primera pasada decidimos ir a las asistencias de Guadarrama, donde cuando llegamos lo único que había era la furgoneta de Rubén Gracia, pero poco a poco iban llegando más y la cosa se iba entreteniendo.
Antes de que comenzaran a llegar las asistencias estuvimos hablando un rato con José Manuel Esteban, jefe de los comisarios técnicos y con el que hablamos de tiempos pasados, presentes y futuros, de coches y de aventuras rallysticas, con lo que cuando nos quisimos dar cuenta los coches empezaban a llegar. Allí estuvimos hablando un rato con Diego Sanjuán, que nos comentaba un poco como iba el rallye; con Iñaki, que nos preguntaba una y otra vez que que tal le habíamos visto y con algunos amigos más.
Bueno, ya era hora de irse a Robledondo, a la zona del puente, donde se puede aparcar bien. Allí nos juntábamos con Alberto, el novio de una buena amiga mía y amigo de Iñaki.
Tras la primera pasada llegaban el resto de la gente que se había quedado en Morcuera, que me recriminaban que les dijese que desde el pueblo había dos kilómetros, cuando en realidad había algunos más... Pero bueno, la última pasada estuvimos todos juntos que era lo que importaba. Tras ella, quedé con mi padre en la Cruz Verde, desde donde nos fuimos al parque cerrado, donde hablábamos con los diferentes protagonistas del rallye, que nos comentaban sus impresiones. Poco después nos fuimos a Madrid, ya cerca del mediodía.
Saludos¡¡¡

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